En el Perú, como en todo el mundo, estamos viviendo una transición demográfica. Según cifras del INEI, la población adulta mayor que en el año 2000 era de casi 2 millones de personas (7.2% de la población nacional) a la fecha de es de un poco más de 4 millones de personas (12,7% de la población nacional). El 15.6% (647,000) de ellos son octogenarios. (1)

Según la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) en el país existen 9.8% hogares donde reside un adulto mayor de 80 años. Asimismo, en 44 de cada 100 hogares vive un adulto mayor. Esta encuesta menciona, además, que el 77.9% de la población adulta mayor sufre enfermedades crónicas como demencia, artritis, hipertensión arterial, diabetes mellitus, asma, dislipidemia, entre otros. (2)

La carga de la enfermedad crónica lleva consigo mayor discapacidad y dependencia, sobre todo en los adultos mayores octogenarios, haciéndose necesaria la presencia de un cuidador, ya sea familiar o contratado, que lo asista y ayude en sus actividades básicas como bañarse, cambiarse, usar el baño, caminar y alimentarse. Esta realidad complica el adecuado cuidado del adulto mayor en domicilio, más aún cuando padece de demencia debido a que genera una mayor sobrecarga en el cuidador.

Sabemos que el mejor lugar para atender a los adultos mayores será siempre su propio hogar, acompañados de sus familiares directos, pero esto no siempre es posible. En mi experiencia  de 20 años como médico geriatra, he podido conocer diversas condiciones que le indican a la familia que una Residencia Geriátrica (CEAPAM) es la mejor opción para el cuidado del Adulto Mayor. Aquí las enumero:

1.- Adulto mayor soltero sin hijos, previamente independiente y agudamente discapacitado:

El adulto mayor no cuenta con un familiar directo responsable, vive solo o acompañado, en condición de independencia y por alguna enfermedad aguda discapacitante, como fractura de cadera o ACV isquémico con hemiplejia, su condición física o mental cambia bruscamente y se vuelve dependiente. Por eso, el cuidado en su domicilio se hace imposible.

2.- Adulto mayor dependiente que vive en su domicilio al cuidado de técnicas, y cuyos hijos viven en el extranjero:

Esta es una condición frecuente y difícil de manejar para los hijos debido a que se ven obligados a confiar la atención de su familiar a cuidadores o técnicas de enfermería, que en algunos casos no tienen una supervisión adecuada. Esta situación podría generar algunas complicaciones como que el cuidador no cumpla con sus horarios, el maltrato psicológico o físico que pase inadvertido por los hijos o que haya equivocaciones en la administración de su medicación o descuido en su nutrición.

3.- Adulto mayor con demencia que convive con sus hijos, pero su condición altera la dinámica familiar:

La demencia moderada implica cambios psicológicos y conductuales que hacen que la convivencia familiar se haga difícil. Las alteraciones de conducta como las delusiones de daño, robo, insomnio o desorientación nocturna, incrementan el estrés de los cuidadores e influyen negativamente en la armonía familiar.

4.- Adulto mayor con dependencia funcional o cognitiva que vive con familiar ausente en el día por trabajo y que depende de cuidador:

En este caso, las familias optan por el ingreso a una Residencia Geriátrica para que el adulto mayor tenga una mejor supervisión y a la vez socialice más con otros adultos mayores. Así, podrá estar estimulado tanto cognitiva como funcionalmente.

5.- Discapacidad temporal aguda:

Es el caso de un paciente previamente independiente que sale de hospitalización por una condición aguda como operación de fractura de cadera o rodilla e incluso un ACV isquémico reciente. En estas situaciones se hace más fácil el manejo del paciente en un ambiente de mayor supervisión médica y de enfermería, donde inicia un proceso de rehabilitación para que, una vez terminado, pueda retornar a domicilio.

6.- Adulto mayor frágil que vive solo o con su cónyuge y que libremente decide ingresar a una residencia geriátrica:

Esta condición, aunque menos frecuente, también se da en adultos mayores frágiles con riesgo de discapacidad, pero aún independientes, que por decisión propia optan por vivir en una residencia que les brinda más seguridad, cuidados preventivos y socialización.

7.- Viudez reciente:

El fallecimiento del cónyuge puede sumergir al adulto mayor en una profunda depresión, llevándolo a un mayor riesgo de discapacidad, con tendencia al aislamiento. De permanecer en su hogar le traería inevitablemente muchos recuerdos que harían mas difícil que supere su condición afectiva. En estos casos los hijos buscan un ambiente que propicie la socialización, adecuada supervisión y cuidados.

Finalmente, al optar por el ingreso a una Residencia Geriátrica (CEAPAM) deben hacer una búsqueda exhaustiva que permita encontrar el lugar que más se adapte a sus preferencias, revisando siempre que estas residencias cumplan con todos los estándares de calidad y que cuenten con la licencia y acreditación correspondiente por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. Dicho Ministerio identificó que a nivel nacional, de los 146 CEAPAM que existen, solo 59 están acreditados, y que 46 de estos corresponden a Lima. Por el contrario, hay 87 Residencias Geriátricas no acreditadas, 56 de estas situadas en Lima. (3)

Referencias bibliográficas:

(1) Zanabria, J. (2019).  Estimaciones y proyecciones de la población nacional, 1950 – 2070. Recuperado de Instituto Nacional de Estadística e Informática. https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1665/index.html

(2) Carhuavilca, D. (2020) ENAHO. Recuperado de Instituto Nacional de Estadística e Informática. https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/boletines/boletin_tics.pdf

(3) Defensoría del Pueblo. Personas adultas mayores frente al covid19: Los centros de atención residencial en situación de emergencia nacional. Recuperado de Serie Informes Especiales Nº 009-2020-DP

Dr. Juan Carlos Montoya M.
Médico Geriatra
Director Médico de Gerovitalis

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